El 24 por la tarde fuimos a ver la cabalgata de Papa Noel, que en nuestra ciudad llegaba rodeado de ayudantes en motos enormes -no voy a decir marcas que soy muy paleta para estas cosas-. El ruido era tremendo, igual que su cara de alucinada.
Por la noche fuimos a cenar a casa de los abuelitos, y alli con sus primos hicimos cagar al Tió.
Intenté explicar a Alba lo que debíamos hacer para conseguir los regalos...pero ella sólo miraba con expresión de pena cada vez que sus primos mayores golpeaban aquel tronco de cara sonriente que sobresalía de la chimenea. Cuando luego salían los regalos, le costaba unos minutos reaccionar, porque todavía estaba asimilando lo ocurrido. Ay ay...pobrecita...
Y al día siguente en casa de los otros abuelitos muchísimos regalos de nuevo!!!
Realmente entendió algo? No lo creo...
Supongo que el año que viene irá aclarando las dudas que le hayan surgido estos días. Pero ahora me doy cuenta de lo extraño y dificil de entender es todo lo relativo a la Navidad.
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